Tuesday 7 December 2010

robert graves, 1895-1985


Como todos los hombres, Robert Graves vivió más tiempo del que debía. Murió a los noventa años, “libre de las fechas y los números”, en palabras de Borges. También dice Borges que al final su mujer lo alimentaba con una cuchara; que él no podía ver, no podía oír o pronunciar palabra: era puro espíritu. Luis Antonio de Villena recuerda en no sé qué libro su propio paso por Deyá, el pueblito del poeta en Mallorca, y la penosa peregrinación de jipis que lo visitaba como quien visita a un dios turístico y floreado.

Graves había nacido en 1895; su padre era irlandés, su madre alemana, su abuelo escocés; su crianza fue inglesa, su educación clásica. Tras la explosión de la Primera Guerra se enlistó en los Fusileros Reales de Gales; estuvo en las trincheras de Francia, vio morir a otros hombres; participó en la batalla del Somme, donde fue herido de metralla. La noticia de su primera muerte apareció en el Times de Londres en julio de 1916. Sólo literalmente era errónea. Mucho después Graves escribió que, en la guerra, no se sabe si estás vivo o muerto; un día estás en la trinchera, detrás de tu fusil, y de pronto te asfixias, te aprietas el pecho y te vas

to Treasure Island where the spice winds blow,
to lovely groves of mango, quince and lime,


a una isla del tesoro donde soplan vientos de especias, a dulces jardines de mango, de lima y de membrillo. (Sin lugar a dudas en el Paraíso hay un jardín de mangos.)

Graves dejó Inglaterra por Mallorca, ofuscado por su pasado. Adiós a todo eso, el hermoso título de su autobiografía escrita a los 34 años, está pensado para leerse al pie de la letra: es un cierre definitivo con su vida inglesa. Después, la guerra civil lo hizo dejar Mallorca, y sus muebles y sus libros, en 1936. Cuando volvió en 1946, vio sorprendido que la gente del pueblo había mantenido todo en orden, limpio, por si alguna vez don Roberto regresaba. ¡Sus libros! Graves fue un gran estudioso y replanteador de los clásicos. Hay pasajes de la Ilíada que parecen escritos por él –por ejemplo, aquel en que Héctor quiere cargar a su bebé, y éste chilla y encoge los brazos por miedo a la armadura– y hay al menos un poema de Graves que parece escrito por Homero.

Deyá es hermosa, pero no es un espejo del mundo. El mundo, Graves lo sabía, es una estación horrible –de la cual nos puede salvar la poesía. Y el amor. La mujer tiene tres caras, dice Graves: una inescrutable, una vuelta hacia sí misma y otra, su cara de Amor, vuelta por un momento interminable hacia el amante. La mujer cae sobre el mundo como nieve; el amor nos separa de la alfombra (no del suelo: de la alfombra), nos da fuerzas para rasurar el irrisorio rostro en el espejo. Tú y yo, amada mía, sofocamos el dolor y los celos con el oráculo de sólo tres palabras.

Su cabeza era enorme, como la de un oso polar. (Swinburne acarició esa cabeza cuando Robert era un bebé.) Dice Alastair Reid que Graves se la pasaba creando reglas para su casa; tal vez lo hacía para no enloquecer. Pero sí enloqueció, acaso alucinado por el propio mito femenino, poético y lunar que él había creado en La diosa blanca. Renunció a la realidad, o la realidad fue abandonándolo, y tiempo después murió su última muerte. Había escrito unos diez poemas perfectos. Es demasiado. Su lápida, fechada el 7 de diciembre de 1985, dice nada más: “Robert Graves, Poeta”.


aparecido en vértigo e info7

un problema de traducción

Planteamiento

Es probable que no exista un problema mayor (acaso, un problema más extraño) de traducción que el de llevar a otro idioma palabras que se han dejado fuera en el texto original. Y es probable, también, que no exista un poema en que este problema sea tan ostentoso como en “Three Words Only”, de Robert Graves, porque las palabras que han quedado fuera son precisamente las palabras protagónicas, las palabras que mueven al emisor de la voz. He aquí una versión en heptasílabos temblorosos:

Súbitamente lágrimas
nos brotan de los ojos:
las seca con dulzura
el cálido murmullo
de sólo tres palabras;

¿y cómo sofocar
el dolor y los celos
que nos desgarrarían,
si no es con el oráculo
de sólo tres palabras?

Tan sólo tres palabras:
siete años a la espera,
cada noche más cruel,
cada noche en el nombre
de sólo tres palabras.

Niña mía, te amo
a los ojos del mundo
y voy a amarte siempre
con una fe perfecta
en sólo tres palabras:

sonríe, amada mía,
tú y yo somos poetas:
nuestra fe y nuestra fuerza
están en el altar
de sólo tres palabras.

Solución

Desde que leí el original por primera vez, hace como veinte años, hasta hace unos días pensé que las tres palabras que resuenan en el fondo del poema eran “I love you”, una oración con un pronombre sujeto 1ª persona + verbo conjugado en presente de indicativo + pronombre objeto directo 2ª persona y que en español sería “(yo) te amo”. Pero el amor que sostiene la fuerza y la fe de los amantes, desnudos a los ojos del mundo, no es un amor de un solo camino yo -> te -> amo. Las tres palabras del poema, ahora lo creo, no son la oración “I love you”, sino la enumeración “I, love, you”: dos pronombres, yo y tú, y en medio de ellos “amor”, un sustantivo que no transcurre y que no cambia. ¿Qué palabras serían esas que un lector en español debería escuchar en el fondo? “Yo te amo” tiene muchas desventajas: la principal es que, aunque el emisor de la frase pudiera intercambiarse, siempre será uno el sujeto y otro el objeto: siempre seré yo quien ame o siempre serás tú. Ése no es el amor que libra del horror y los celos. “Yo, amor, tú” carece al oído de la hermosa ambigüedad de “I, love, you”. La solución, las tres palabras ocultas que redimen siete años de crueldad son éstas: “tú, y, yo”: dos pronombres y en medio de ellos una conjunción, la única necesaria para que el mundo no se detenga todavía. Dos pronombres enlazados: tú y yo.


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Aquí, el poema original: Tears from our eyes / Start out suddenly / Until wiped away / By the gentle whisper / Of three words only. // And how should we stifle / Grief and jealousy / That would jerk us apart / Were it not for an Oracle / Of three words only? // Three words only, / Full seven years waiting / With prolonged cruelty / Night by night endured / For three words only. // Sweetheart, I love you / Here in the world's eye / And always shall do / With a perfect faith / In three words only. // Let us boast ourselves / Still to be poets / Whose power and whose faith / Hang at this tall altar / Of three words only.

Saturday 27 November 2010

Monday 22 November 2010

paul muldoon : sushi

1.

"¡cuánto tiempo perdemos discutiendo!"
estábamos sentados a la barra
de sushi, con cerveza kirin,
viendo como el maestro chef
meticulosamente rebanaba
salmón, atún, jurel;
y el aprendiz, en tanto,
apenas levemente menos leve,
arrojaba el arroz e iba imantando
cada grano
en una dirección –oriente.
luego vinieron tiras
translúcidas de pulpo
y calamar y anguila,
y jengibre en salmuera
y wasabi verde pálido.
"es como si de algún modo quisieras
la muerte, para ya no hablar..."
en la banqueta
una mujer en leotardo
seguida por un leopardo
de verdad.
por un instante vi, más allá de la hueva
de erizo de mar,
zonas erógenas
de sábalo y besugo;
vi, cuando el vapor
se disipó, cómo el aprendiz
había esculpido
lo exquisitos pétalos de rosa
no en un metal precioso
o en madera o en piedra:
("muy bien podría estar comiendo sola.")
en el extremo de una zanahoria:
cómo, cuando le presentó al maestro
esa obra de arte
–¿no es la cima de la arrogancia
decir que dios no es más arcano
que el sabor del orégano,
el orgón,
los órganos internos
de las bestias y las aves, las minas de arigna,
los poemas de louis aragon?–,
podría haber sido alabastro
o jade
lo que el maestro sopesó tan gravemente
con una y otra mano,
como aquel que jamás confundiría
a duns escoto, digamos, con escoto erígena.

(traducción aurelio asiain.

apareció en 'el tenedor absorto', paréntesis.)

2.

sushi, original.

Monday 18 October 2010

la dama y el vagabundo: contra la lectura


durante la semana pasada estuvo en pie la décima feria del libro del zócalo chilango: su público fue intermitente, ocasional, despistado, bostezante. quién sabe qué quiere decir exactamente la unesco cuando se refiere a “personas que tienen el hábito de la lectura” pero lo cierto es que, según sus números, en japón el 94 por ciento de la gente lo tiene; en alemania el 60; en méxico, el 2 por ciento; méxico, según ellos, está verosímilmente en el número 107 de 108 países estudiados. las cifras no son nuevas, cierto, pero no han perdido actualidad. la última encuesta nacional de lectura del conaculta dice que “el promedio de lectura de los mexicanos” es de 2.9 libros anuales. (todo esto se puede “leer” en un ensayo clarísimo de gabriel zaid, que está en el sitio de letras libres: la lectura como fracaso del sistema educativo.) ¿apenas tres libros al año? para muchos, estas cifras son “alarmantes”; yo digo que son esperanzadoras.

el protagonista de la peligrosa novela the brief wondrous life of oscar wao (junot díaz, 2007), gordo, feo, incapaz de mantener una conversación con una mujer sin explotar en sudor o sin enamorarse de ella perdidamente, encuentra su destino por culpa de sus lecturas: cómics, ciencia ficción, manga, laberintos de la fantasía; asesinado en los cañaverales de santo domingo, alzando una mano como personaje secundario de marvel o dc comics. y su muerte, a pesar de que está manchada de literatura (o acaso porque lo está), es una muerte inútil como muchas más: una muerte que cancela el futuro y nada más. exagero, pero los grandes libros pueden ser peligrosos.

dante, en el canto v del inferno, círculo de los lujuriosos, se encuentra con paolo y francesca; los llama y ellos vienen
quali colombe dal disio chiamate, como palomas llamadas por el deseo. ella cuenta su historia, mientras paolo permanece en silencio: el amor los llevó juntos a la muerte: amor condusse noi ad una morte. leían un día –eran cuñados– las aventuras amorosas de lanzarote; estaban solos y nada sospechaban; a veces detenían la lectura, se miraban a los ojos, y palidecían. cuando leyeron que lanzarote besaba el deseado rostro de ginebra, paolo, que ya nunca se separará de mí, dice francesca, la boca me besó, tutto tremante. entonces los encuentra la furia del marido, gianciotto malatesta, y su cuchillo y cuando los amantes abren los ojos ya están en el infernal círculo de los lujuriosos. famosamente, john keats, el joven, el apasionado y adolorido keats, lanzaba gritos agónicos cada vez que un gran pasaje de la versión de chapman de la ilíada le hería el corazón. calímaco habla de un tal cleombotro, que se lanzó de una muralla tras haber leído el fedón: “una obra sola / de platón que leyó, la que trata del alma”.

la lectura es un peligro para méxico, un ejercicio suicida, una proliferación del adulterio, un atentado contra la familia, una subversión por venir, una negación del futuro. mejor que las cosas se queden como están. o que leamos menos. mucho menos.

apareció, editado, en vértigo e info7

Sunday 17 October 2010

out of the past, 1947




qué genuina se ve esa dicha, antes de la traición y la muerte.
carajo.

Sunday 3 October 2010

pax odio, fraudique fides, spes juncla timori

Love is peace joined with hatred, faith with fraud, hope with fear, and fury mixed with reason, pleasant shipwreck, light heaviness,, welcome Charybdis, healthy sickness, satisfied hunger, famished satiety, s drunken thirst, deceptive delight, glad sorrow, joy full of pains, sweet evil, evil sweetness, pleasure bitter to itself, whose scent is savory, whose savor is tasteless, grateful tempest, clear night, shadowy day, living death, dying life, agreeable misfortune, sinful forgiveness, pardonable sin, laughable punishment, holy iniquity, nay, even delightful crime, unstable play, fixed delusion, weak vigor, changeable firmness, mover of things established, undiscerning reason, mad prudence, sad prosperity, tearful laughter, sick repose, soothing hell, sorrowful paradise, pleasant prison, vernal winter, wintry spring, calamity, bold moth of the mind, which the purple of the king feels, and which does not pass by the toga of a beggar. Does not Cupid, working many miracles by changing things into their opposites, transform the whole race of men? When the monk and the adulterer have both been foreign to a man, he yet compels these two to possess and dwell in him at the same time. While his madness rages, Scylla lays aside her fur , the good Eneas begins to be a Nero, Paris lightens with his sword, Tydeus is gentle in love, Nestor becomes young and Melicerta old, Thersites begs Paris for his beauty, Davus begs Adonis and into Davus goes all of Adonis, rich Crassus is in want and Codrus has abundance in poverty, Bavius produces poetry, the muse of Maro is dull, Ennius is eloquent, Marcus is silent, Ulysses becomes foolish, Ajax in his folly is wise. He who in time past saw through the stratagem of Antaeus and vanquished him, is vanquished by this prodigy, which subdues all others. If this madness infect a woman's mind, she runs into any conceivable crime, and beyond; the daughter treacherously kills her father, the sister her brother, the wife her husband, anticipating the hand of fate. And thus in the evil progression she hews her husband's body, and with stealthy sword severs his head. Even the mother is forced not to know the name of parent, and, while she is giving birth, gives birth also to lies. The son is horrorstricken to find in his mother a stepmother, in faith deceit, in piety guile. Thus in Medea two names fight equally, for at one time she desires to be both mother and stepmother. The sister knows not her station or how to keep herself a sister, when Byblis has become too far a friend of Caunus. So also Myrrha, too subject to her sire, was a parent with her progenitor, and a mother with her father. But why should I tell more ? Under the spear of Cupid must each lover go, and pay him his dues. He wages war against all; his rule excepts hardly a one; he smites all things with the anger of his lightning, and against him neither probity nor prudence will be of effect, nor beauty of form, nor abundance of riches, nor the height of nobility. Thefts, lies, fear,[1] anger, fury, deceit, violence, error, sadness poetry is strange dominions. Here a on, moderation to be unrestrained, faith to have no faith. Displaying the sweet, he adds the bitter, instils poison, and finishes best things with an evil end. Attracting he seduces, laughing he jeers, with smarting ointment he anoints, laying hold he corrupts, loving he hates. Yet thou canst thyself bridle that madness, if thou fleest-no stronger medicine is given. If thou wouldst escape Love, shun his places, his times; both place and time give him nourishment. If thou followest him, he attends ; by fleeing, he is put to flight; if thou retreatest, he retires; if thou fleest, he flies.

Monday 20 September 2010

Monday 30 August 2010

la dama y el vagabundo: nuevo apunte hamburgués

1947 fue un buen año. más o menos: miguel alemán aplicó su famoso “rifle sanitario”, que en el pánico de la epidemia, terminó por matar 600 mil vacas locas o susceptibles de enloquecer; el enchinado “permanente” se puso de moda en méxico, el mambo y la rumba mandaban en los antros del centro, el indio fernández estrenó la perla, y miles de braceros regresaron al país desde estados unidos. habían ido –legalmente– a apoyar el campo gringo en sustitución de campesinos llamados a las filas de la segunda guerra; traían consigo algunos dólares –no muchos–, algunas palabras –creo que venían bonche, lonche y chance– y la felicísima costumbre de comer hamburguesas.



y aunque más de un ñoño se atrevió a poner el grito en el cielo –ejemplo: luis marcet, que publicó el volumen
¿hamburguesas? no, gracias, o josé n. iturriaga que en un arranque patriótico escribió: “la sencilla baguette francesa, el pepito, el magro bocadillo español o la hamburguesa poco tienen que hacer al lado de las tortas compuestas, cuyo origen es la ciudad de puebla”– a los chilangos se nos quedó para siempre esa costumbre. hamburguesa: microcosmos de texturas que son sabores que huelen y se ven: bien sazonada, húmeda carne molida, jugo abundante en la suavidad de un bollo, acidez de un queso ligeramente amarillo, agudo, la autoridad salina del tocino crocante, el decisivo tronar de una lechuga helada, la pungente cebolla y el dulce jitomate...

¿favoritas? las del salón luz (gante 61), que tiene setenta y cinco años y su primer chef –un austriaco de apellido weingartshober– instauró una versión de hamburguesas pre-1947: albóndiga empanizada sobre pan negro: obra maestra. brasserie la moderna (orizaba 94), el restaurante más mamón del muy mamón hotel brick, la sirve, en efecto, estilo brasserie parisina: sobre brioche con huevo estrellado. novedad: trae un chile toreado y papas fritas con aceite de trufa y parmesano. la del hudson (anatole france 70) es preciosa: trae gruyère, salsa bbq, jitomate y arúgula. (por cierto: hudson tiene muy buena selección de vinos gringos.) al puntarena –restaurante queridísimo (palmas 275-b)– casi le puedo perdonar cualquier cosa. por ejemplo: que su hamburguesa no sea de res sino de atún. sobre todo porque es una pieza perfecta.


ésos son para quienes gustan de sentarse muy seriecitos. en los parados –los “originales” de la colonia roma (monterrey 333), que están en esa esquinita desde mediados de los sesenta– sucede la locura: su hamburguesa huele a tacos. las hamburguesas del soriana (el puesto, naranja; no tiene nombre: así ledecimos de cariño; está en av. cuitláhuac casi esquina con continuación nueces) son las anti-hipsters. son parientas de “las de morelia” –esquina colima, en la roma–, pero su clientela es la gente feliz de cuitláhuac y no los respingados del “jardín pushkia” –hazme el favor. según una verosímil leyenda urbana, las del soriana (antes gigante) forzaron a un burger boy a tirar la toalla. meter en esta lista las de la cabaña de fuentes (av. de las fuentes s/n, en satélite) es una obviedad total, como meter la inconclusa de schubert en la lista de las 10 mejores sinfonías inconclusas del siglo xix, pero ni modo: son un absoluto clásico al carbón. por último: el hollywood, que es pura nostalgia. su dueña y luego la hija de ésta hicieron hamburguesas minúsculas hasta que a bimbo se le ocurrió la brillante idea de desaparecer los bimbollitos. ahora son tamaño normal, aunque suficientemente delgadas para comerse dos. les ponen una salsa secreta picosita que, junto al escabeche de pepinillos, es toda su personalidad. el hollywood (insurgentes sur 407) avanza hacia su desaparición desde 1962, pero la ciudad se aferra a él como una enfermedad se aferra a un cuerpo generoso. qué triste es todo –y qué bonito.



{fotos: jon feinstein; aparecido en vértigo.}

taxi driver



Friday 27 August 2010

Wednesday 25 August 2010

contra nostalgias


i
la nostalgia es una pérdida de vida y la vida es, probablemente, una pérdida de tiempo. hay una cosa, un fruto pequeñito como una baya, que puede salvar el vulgar pasatiempo de la nostalgia, esa aflicción de verse alejado de la patria de uno o de los seres que amó: se trata del tópico del vbi svnt (en latín: “¿dónde están?”), una colección de preguntas sin respuesta que los poetas se hacen intermitentemente cuando se detienen ante las ruinas de lo que es su vida o su patria o su antiguo amor. así, por ejemplo, el principio de este tango que borges recitó en una comida el 26 de abril de 1960:

¿dónde está mi barrio, mi cuna querida?
¿dónde la guarida, refugio de ayer?
borró el asfaltado, de una manotada,
la vieja barriada que me vio nacer...

es más potente el episodio del poema anglosajón que se ha dado en llamar the wanderer (‘el errabundo’), y es más potente porque su protagonista no es un quejoso de arrabal sino un antiguo, infranqueable guerrero, que ha perdido a su señor y su espada. su vbi svnt comienza por ahí del verso 90 (
hwaer cwom mearg? hwaer cwom mago?, dice el original, que puede leerse, con traducción paralela, aquí). intentaré traducir esos versos ásperos, no sin un poco de vergüenza:

y el creador de los hombres destruyó la ciudad,
y libre del ruido y la furia de los ciudadanos,
aquella obra de gigantes quedó vacía;
y el errabundo pensó en estas cosas,
y las ponderó,
y en esta lóbrega vida, sabio en su espíritu,
y recordó desde la distancia sus trabajos de amor perdido,
y dijo estas palabras:
¿dónde está el caballo, dónde el jinete?,
¿dónde está el dador de tesoros,
dónde los asientos del festín y dónde los gozos del salón?
argh, ¡la copa brillante y el guerrero y el esplendor del príncipe!

ii
que yo sepa, existe un antídoto contra la nostalgia. su nombre comienza en el futuro y apenas lo estamos diciendo cuando sus primeras letras habitan ya en el pasado. origami de arena o escultura acuática: el presente. los poetas, para limpiarse del decorativo afán de la nostalgia, juran en nombre del presente. así lo dice garcilaso:

coged de vuestra hermosa primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre,

y así lo exige también góngora: “antes que lo que hoy es rubio tesoro / venza a la blanca nieve su blancura: / goza, goza el color, la luz y el oro”. en un soneto de sor juana una rosa da esta orden:

goza sin temor del hado
el breve curso de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado.

y luis alberto de cuenca pone al día la tradición.
niña, dice en unos alejandrinos,

goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
y que la negra muerte te quite lo bailado.

iii
hay otro antídoto. funciona no sólo contra la nostalgia sino contra su hermano el reproche, las dos formas que suele adquirir el pasado. yo suelo repetírmelo y va así: no es la negra muerte sino esta vida –despertarse, tender la cama, comer, volver a dormir–,
esta vida es la que nos quita lo bailado.

{texto revisado para vértigo: agosto 8, 2010; foto ben huff en flak.}

Tuesday 24 August 2010

Monday 4 January 2010