Wednesday 25 August 2010

contra nostalgias


i
la nostalgia es una pérdida de vida y la vida es, probablemente, una pérdida de tiempo. hay una cosa, un fruto pequeñito como una baya, que puede salvar el vulgar pasatiempo de la nostalgia, esa aflicción de verse alejado de la patria de uno o de los seres que amó: se trata del tópico del vbi svnt (en latín: “¿dónde están?”), una colección de preguntas sin respuesta que los poetas se hacen intermitentemente cuando se detienen ante las ruinas de lo que es su vida o su patria o su antiguo amor. así, por ejemplo, el principio de este tango que borges recitó en una comida el 26 de abril de 1960:

¿dónde está mi barrio, mi cuna querida?
¿dónde la guarida, refugio de ayer?
borró el asfaltado, de una manotada,
la vieja barriada que me vio nacer...

es más potente el episodio del poema anglosajón que se ha dado en llamar the wanderer (‘el errabundo’), y es más potente porque su protagonista no es un quejoso de arrabal sino un antiguo, infranqueable guerrero, que ha perdido a su señor y su espada. su vbi svnt comienza por ahí del verso 90 (
hwaer cwom mearg? hwaer cwom mago?, dice el original, que puede leerse, con traducción paralela, aquí). intentaré traducir esos versos ásperos, no sin un poco de vergüenza:

y el creador de los hombres destruyó la ciudad,
y libre del ruido y la furia de los ciudadanos,
aquella obra de gigantes quedó vacía;
y el errabundo pensó en estas cosas,
y las ponderó,
y en esta lóbrega vida, sabio en su espíritu,
y recordó desde la distancia sus trabajos de amor perdido,
y dijo estas palabras:
¿dónde está el caballo, dónde el jinete?,
¿dónde está el dador de tesoros,
dónde los asientos del festín y dónde los gozos del salón?
argh, ¡la copa brillante y el guerrero y el esplendor del príncipe!

ii
que yo sepa, existe un antídoto contra la nostalgia. su nombre comienza en el futuro y apenas lo estamos diciendo cuando sus primeras letras habitan ya en el pasado. origami de arena o escultura acuática: el presente. los poetas, para limpiarse del decorativo afán de la nostalgia, juran en nombre del presente. así lo dice garcilaso:

coged de vuestra hermosa primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre,

y así lo exige también góngora: “antes que lo que hoy es rubio tesoro / venza a la blanca nieve su blancura: / goza, goza el color, la luz y el oro”. en un soneto de sor juana una rosa da esta orden:

goza sin temor del hado
el breve curso de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado.

y luis alberto de cuenca pone al día la tradición.
niña, dice en unos alejandrinos,

goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
y que la negra muerte te quite lo bailado.

iii
hay otro antídoto. funciona no sólo contra la nostalgia sino contra su hermano el reproche, las dos formas que suele adquirir el pasado. yo suelo repetírmelo y va así: no es la negra muerte sino esta vida –despertarse, tender la cama, comer, volver a dormir–,
esta vida es la que nos quita lo bailado.

{texto revisado para vértigo: agosto 8, 2010; foto ben huff en flak.}