Es probable que no exista un problema mayor (acaso, un problema más extraño) de traducción que el de llevar a otro idioma palabras que se han dejado fuera en el texto original. Y es probable, también, que no exista un poema en que este problema sea tan ostentoso como en “Three Words Only”, de Robert Graves, porque las palabras que han quedado fuera son precisamente las palabras protagónicas, las palabras que mueven al emisor de la voz. He aquí una versión en heptasílabos temblorosos:
Súbitamente lágrimas
nos brotan de los ojos:
las seca con dulzura
el cálido murmullo
de sólo tres palabras;
¿y cómo sofocar
el dolor y los celos
que nos desgarrarían,
si no es con el oráculo
de sólo tres palabras?
Tan sólo tres palabras:
siete años a la espera,
cada noche más cruel,
cada noche en el nombre
de sólo tres palabras.
Niña mía, te amo
a los ojos del mundo
y voy a amarte siempre
con una fe perfecta
en sólo tres palabras:
sonríe, amada mía,
tú y yo somos poetas:
nuestra fe y nuestra fuerza
están en el altar
de sólo tres palabras.
Solución
Súbitamente lágrimas
nos brotan de los ojos:
las seca con dulzura
el cálido murmullo
de sólo tres palabras;
¿y cómo sofocar
el dolor y los celos
que nos desgarrarían,
si no es con el oráculo
de sólo tres palabras?
Tan sólo tres palabras:
siete años a la espera,
cada noche más cruel,
cada noche en el nombre
de sólo tres palabras.
Niña mía, te amo
a los ojos del mundo
y voy a amarte siempre
con una fe perfecta
en sólo tres palabras:
sonríe, amada mía,
tú y yo somos poetas:
nuestra fe y nuestra fuerza
están en el altar
de sólo tres palabras.
Solución
Desde que leí el original por primera vez, hace como veinte años, hasta hace unos días pensé que las tres palabras que resuenan en el fondo del poema eran “I love you”, una oración con un pronombre sujeto 1ª persona + verbo conjugado en presente de indicativo + pronombre objeto directo 2ª persona y que en español sería “(yo) te amo”. Pero el amor que sostiene la fuerza y la fe de los amantes, desnudos a los ojos del mundo, no es un amor de un solo camino yo -> te -> amo. Las tres palabras del poema, ahora lo creo, no son la oración “I love you”, sino la enumeración “I, love, you”: dos pronombres, yo y tú, y en medio de ellos “amor”, un sustantivo que no transcurre y que no cambia. ¿Qué palabras serían esas que un lector en español debería escuchar en el fondo? “Yo te amo” tiene muchas desventajas: la principal es que, aunque el emisor de la frase pudiera intercambiarse, siempre será uno el sujeto y otro el objeto: siempre seré yo quien ame o siempre serás tú. Ése no es el amor que libra del horror y los celos. “Yo, amor, tú” carece al oído de la hermosa ambigüedad de “I, love, you”. La solución, las tres palabras ocultas que redimen siete años de crueldad son éstas: “tú, y, yo”: dos pronombres y en medio de ellos una conjunción, la única necesaria para que el mundo no se detenga todavía. Dos pronombres enlazados: tú y yo.
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Aquí, el poema original: Tears from our eyes / Start out suddenly / Until wiped away / By the gentle whisper / Of three words only. // And how should we stifle / Grief and jealousy / That would jerk us apart / Were it not for an Oracle / Of three words only? // Three words only, / Full seven years waiting / With prolonged cruelty / Night by night endured / For three words only. // Sweetheart, I love you / Here in the world's eye / And always shall do / With a perfect faith / In three words only. // Let us boast ourselves / Still to be poets / Whose power and whose faith / Hang at this tall altar / Of three words only.