sucede que esperándote en la mesa, doliéndome los 900 golpes –menú degustación en plan sinfónico: foie gras, atún, magret au mole xico, los aires, las espumas, las esferas, los postres que te explotan en el plato, petits-fours como notas musicales–: te paras y regresas, vas al baño, le haces caras al plato de los quesos, de nuevo tu teléfono y sonríes: “espérame tantito, voy al baño." (si tuviera los wevos de botarte: ai pagas tú la cuenta y hasta nunca!)